- En la jerga clínica se llaman vasos de resistencia a las arteriolas y los capilares.
- Las arteriolas están envueltas en una cinta de musculatura lisa contráctil comandada por el SNCA. Pequeñísimas variaciones en el tono muscular de la cinta generan dramáticos cambios en la resistencia total y -por lo tanto- en la presión y el caudal del sistema. Se trata, sin duda, de la llave comando del sistema. Es seguro que el SNCA estudió detenidamente la ley de Poiseuille.
- La sangre tiene una viscosidad variable, no sólo de individuo a individuo, ni de tiempo en tiempo; también tiene una viscosidad variable a lo largo del circuito cardiovascular. El motivo es que la sangre es -básicamente- una suspensión de glóbulos rojos, que son cuerpos sólidos -aunque no rígidos-. Si no fuese por una treta muy ingeniosa de la sangre, su viscosidad a nivel de las arteriolas (que tienen un diámetro ligeramente superior a los glóbulos rojos) sería demasiado alta como para mantener una velocidad razonable: cuando la sangre entra en la arteriola los glóbulos rojos se ordenan y viajan apilados y sin tocar las paredes del vaso; con esa disposición asombrosa la viscosidad se iguala prácticamente a la del plasma y el transporte es eficiente. Cuando los glóbulos llegan al capilar... ahí sí, les cuesta pasar, se meten de costado, se apretujan, se enlentecen... pero eso es justamente lo que necesitan para realizar su trabajo de intercambios. Todo cierra.
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